Interroguemos a lo habitual. Valoraremos aquello tan, tan habitual, tan ordinario, tan INFRAordinario que queda totalmente camuflado y anestesiado en nuestro día a día rutinario.
Esto es lo que nos propone el escitor Georges Perec en su libro “Lo infraordinario”, uno de mis tesoros que encontré en la biblioteca de casa. Una reflexión muy interesante que espero que te sirva durante los momentos tan extraños que estamos viviendo.
Durante el confinamiento y todo aquello que ha pasado hasta entonces nos ha permitido pensar en lo que nos rodea, en el ritmo de vida que llevamos, en lo que valoramos más y en lo que echamos de menos es un buen ejercicio fijarse en los detalles que nos envuelven en casa, los más triviales. Quizás descubrimos muchos detalles antes desapercibidos.
«Quien nos habla, me da la impresión, es siempre el acontecimiento, lo insólito, lo extraordinario: en portada, grandes titulares. […] En nuestra precipitación por medir lo histórico, lo significativo, lo revelador, no dejemos de lado lo esencial. […] La prensa diaria habla de todo menos del día a día. […] Lo que realmente ocurre, lo que vivimos, lo demás, todo lo demás, ¿dónde está? Lo que ocurre cada día y vuelve cada día, lo trivial, lo cotidiano, lo evidente, lo común, lo ordinario, lo infraordinario, el ruido de fondo, lo habitual, ¿cómo dar cuenta de ello, cómo interrogarlo, cómo describirlo?
Interrogar a lo habitual. Pero si es justamente a lo que estamos habituados. No lo interrogamos, no nos interroga, no plantea problemas, lo vivimos sin pensar sobre él, como si no vehiculares ni preguntas ni respuestas, como si no fuese portador de información. […] Interrogar a lo que parece ir tan por su cuenta que os hems olvidado de su origen. […] De lo que se trata es de interrogar al ladrillo, al cemento, al vidrio, a nuestros modales en la mesa, a nuestros utensilios, a nuestras herramientas, a nuestras agendas, a nuestros ritmos. Interrogar a lo que parecía habernos dejado de sorprender para siempre. […] Describan su calle. Describan otra.
Comparen.
Hagan el inventario de sus bolsillos, de su bolso. […] Me importa poco que estas preguntan sean, aquí, fragmentarias[…] Me importan mucho que parezcan triviales e insignificantes: es precisamente lo que las hace tan esenciales o más que muchas otras a través de las cuales tratamos en vano de captar nuestra verdad.» Fragmento del texto introductorio de ‘Lo infrordinario’.
Me encantaría que pudieras ponerlo en práctica: ‘Describe tu calle’ . Desde tu ventana, tu balcón, tu terraza o tu jardín. Escribe, dibuja o fotografía cada día lo que ves en tu calle, la naturaleza, los vecinos, las fachadas, la gente que sale a pasear con los perros… Seguro que te sorprendes de la cantidad de detalles insignificantes que no habías prestado atención y te hacen mirar ese espacio de otra manera.
Aplícalo a aquello que más te apetezca en el momento. Los olores, las plantas que cuidas…
Yo misma, decidí ponerlo en práctica. Juntando mi propio cuerpo con el ciclo del sol, que tanto necesito, he realizado una exploración de mi contorno. Cada día. Varias horas concretas.
Siempre me ha llamado la atención la sombra. Ese reflejo nuestro, inseparable. Verme cada día a través de ella, con más o menos intensidad y con formas y extensiones distintas. Proyectar el recorrido diario del astro solar con mi cuerpo.
Aquí puedes ver algunos de los resultados. Un proceso que me llena y me hace pensar en esa línea, esa frontera que en cierta forma me delimita. ¡Me encantaría saber si lo has puesto en práctica!
Un abrazo intenso,
Judit