¿Cuando fue la última vez que tu propia respiración se convertía en ruido? Hace 1 semana tuve la gran suerte, aunque también he ido a buscarla, de percibir el silencio en su máxima expresión. Y me emociona decirte que aún llevo esa sensación dentro.
Porque las pausas no deben ser necesariamente muy extensas ni, tampoco, implican irte a la otra punta del mundo. Una casa rural a unas horas de mi pueblo ya fueron más que suficientes para desconectar e inundarme de la profundidad del silencio. Un lago que casi ni se movía y un paisaje vacío y extenso a nuestro alrededor. Apreciar la ausencia total de sonidos en el exterior me permitió valorar el territorio en el que me encontraba y decidir qué melodía quería generar a mi alrededor.
Las pausas me permiten, siempre, resetear mi mente y darle mucho material de forma involuntaria para seguir cultivando mi creatividad, tan necesaria en mi marca personal.
¿Te permites a menudo desconectar de tu rutina diaria?
Un abrazo sincero,
Judit